sábado, 17 de mayo de 2014

Museo militar Ex-Cuartel El Zapote

10 Avenida Sur y Calle Capitán Alberto Sánchez, Barrio San Jacinto
San Salvador El Salvador, Centroamérica.
El Museo militar cuartel El Zapote, guarda tesoros de la milicia que, en forma silenciosa, cuentan una parte de la historia salvadoreña. Muestra los implementos que ha utilizado la Fuerza Armada Salvadoreña durante más de un siglo. Piezas que ahora son historia. Cada uno de los objetos que en este museo se exhiben tiene un valor más allá del monetario; no importa si es un sable de finales del siglo XVIII, una pistola desvencijada, los cascos antiguos, las ametralladoras de principio del siglo XX o las armas que utilizaron los insurgentes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMILN); todo tiene un valor histórico. Y para aquellos que nunca han visitado este lugar, hoy es un momento oportuno para conocer otra parte de la historia salvadoreña, el de las armas, además de conocer ese recinto que tiene un atractivo arquitectónico Sólo este ex cuartel guarda crónicas y eventos que ya quedaron casi en el olvido, como las veces que defendió con ahínco a los presidentes que eran amenazados con un golpe de Estado, o las ocasiones que este cuartel se sublevó.

De principio a fin, el Museo Militar es un lugar para descubrir cosas e historias que sacudieron a este país. De hecho, este sitio guarda en sus entrañas el pasado prehispánico, el cual ha quedado demostrado con los restos de cerámica encontrados aquí cuando se han hecho trabajos de remodelación, menciona el teniente coronel Adalberto E. García Rivera, jefe del Departamento de Historia Militar. 

Luego está el hecho de ser uno de los primeros sitios donde se establecería el nuevo ejército salvadoreño, formado por Manuel José Arce en 1824. Con la fundación de ese cuerpo militar, denominado Legión de la Libertad, hubo necesidad de albergar la tropa, por lo que El Zapote fue escogido en 1898 para construirle una galera de lámina en lo que antes era una loma donde abundaba el árbol de zapote. Después fue sustituida por una casa de madera. Veinte años más tarde, el arquitecto Borromeo Flores comenzó la construcción del cuartel El Zapote, con un stilo que semejaba a los castillos del Medioevo. El edificio fue hecho con cuatro torres, una en cada esquina, y dos en su fachada. 

Este edificio militar ha sido el centro de operaciones de tres instituciones castrenses: caballería, artillería y transmisiones de la Fuerza Armada. Debido a esto, el ex cuartel El Zapote, y ahora el Museo Militar, es un bien cultural, como parte del complejo cultural recreativo de San Jacinto. 
PLAZA DE LOS PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA
Las instalaciones del ex cuartel también tienen el Monumento Conmemorativo de los Proceres de la Independencia, diseñado por el arquitecto Leonel Avilés.
Su construcción está llena de simbolismo, por ejemplo una serie de 12 gradas representa a los firmantes del Acta de Independencia; tres filas de gradas reflejan los tres poderes del Estado; las piedras que adornan la pérgola del monumento representan la diversidad del pueblo salvadoreño y la pérgola misma recuerda que El Salvador se encuentra en un contexto internacional.
MAPA RELIEVE DE EL SALVADOR

Lo novedoso que tiene este museo es el mapa a relieve del país, un retrato aéreo en un área de 39 por 19 metros donde se muestra la geografía nacional, sus esteros, ríos, lagos y volcanes, pueblos y valles.

IMÁGENES DEL MUSEO


     
El papa movil


Así como el “papamóvil”, aquel vehículo blindado en el que el Papa Juan Pablo II recorrió San Salvador en 1983 y 1996, creado por el coronel Oswaldo Marenco, a partir de la modificación de un camión Ford 700, con un motor Caterpillar, lo que le permite correr a 80 kilómetros.     

Museo de Historia Natural

A 10 minutos del centro de San Salvador, se encuentra el Museo de Historia Natural de El Salvador - MUHNES, el cual durante  los últimos 37 años se haya ubicado dentro del Parque Saburo Hirao; es un lugar de investigación sobre la diversidad biológica cuscatleca y de educación para grandes y chicos.  El MUHNES, inició sus labores el 16 de octubre de 1883, cuando el Dr. David J. Guzmán recolecta las primeras muestras de fósiles y minerales salvadoreños, dando pie a la creación del Museo Nacional de El Salvador. 


Cuenta con 3 Salas Permanentes de Exhibición que muestran la riqueza natural salvadoreña, actual y pasada, acá encontrará secretos descubiertos por biólogos y paleontólogos salvadoreños y extranjeros.

1. Sala de Rocas y Minerales: donde observará la exhibición de diferentes tipos de rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas; minerales como el ópalo rosado colectado en el departamento de Santa Ana y más.

2. Sala de Paleontología: la cual expone vestigios de criaturas que habitaron en El Salvador hace más de 10 millones de años. Encontrará fósiles y elementos sorprendentes: una réplica del cráneo de un tigre dientes de sable, molares de mastodonte, así como improntas de peces, ranas y hojas encontradas en rocas sedimentarias procedentes del departamento de San Vicente. También un molar de mastodonte encontrado por el David J. Guzmán a principios de 1900, en Ilobasco, departamento de Cabañas.

3. Sala de Ecosistemas: se muestran 3 de los más importantes ecosistemas que posee El Salvador, como son: El bosque nebuloso, el bosque seco tropical y el bosque de manglar, ecosistemas de suma importancia para el bienestar de la población salvadoreña y en grave deterioro ambiental.

El MUHNES administra y maneja las Colecciones Nacionales de Historia Natural, las cuales resguardan muestras, ejemplares y piezas del Patrimonio Natural Salvadoreño,   en las colecciones de mastozoología, ornitología, herpetología, ictiología, malacología, entomología, rocas y minerales, paleontología y botánica, este último responsable del Herbario Nacional de El Salvador.
El Museo de Historia Natural de El Salvador, en sus 130 años de recorrido.
La Asamblea Legislativa decreta el 9 de octubre de 1883, la creación del Museo Nacional de El Salvador, el decreto dice en su artículo 1º: "Se establece en la capital de la República un Museo de productos minerales, botánicos, zoológicos y manufacturados, con una sección de antigüedades, historia y bellas artes, bajo el Ministerio de Gobernación y Fomento”.
Un Decreto Ejecutivo del 15 de abril de 1941, que dice: El Museo Nacional es una institución dependiente de la Secretaría de Instrucción Pública, que además de exponer  el movimiento cultural del país, tiene por objeto fomentar los estudios antropológicos, naturalistas en general, y los demás que de ellos se deriven, creando para tal propósito este centro de exploración y exposición que funcionará en dos Departamentos destinados UNO PARA ANTROPOLOGIA y otro para CIENCIAS NATURALES, cada uno de los cuales comprenderá cinco Secciones concernientes a dichos estudios ......
El Departamento de Ciencias Naturales, ocupó varios locales desde su creación, como el edificio de  la Universidad de El Salvador y Biblioteca Nacional (en el centro capitalino, la Casa "Villa España" en 1902; la Finca Modelo, en 1904; la Facultad de Química y Farmacia de la Universidad de El Salvador, en 1912; Finca Modelo junto al Instituto de Historia Natural y Jardín Botánico en 1913; dos Pabellones contiguos a Ex Casa Presidencial, desde 1927 a 1962, donde se exhibían animales en taxidermia expuestos siguiendo el estilo de los museos europeos de aquel tiempo, los cuales no recibieron buen trato y se perdieron.
Bajo la Dirección de Patrimonio Cultural del Ministerio de Educación,  en 1974,  se separan los dos departamentos originales del Museo Nacional de El Salvador, convirtiéndose el Departamento de Antropología en el Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán MUNA y el Departamento de Ciencias Naturales, como Museo de Historia Natural de El Salvador MUHNES, ubicándose desde 1976 dentro del Parque Saburo Hirao, ubicándosele en lo que fue la casa patronal de la antigua Finca La Gloria.
Victor Hellebuyck,  naturalista  salvadoreño fue designado como el Primer Director del MUHNES,  quien tuvo  la tarea de conformar las primeras exhibiciones que el pueblo salvadoreño visito las cuales fueron apoyadas en su diseño, por el Instituto Smithsonian de los EEUU, Hellebuyck también inició las colecciones nacionales de entomología, ornitología y mastozoología.
Así, en los últimos 37 años, el MUHNES ha desarrollado investigaciones en diferentes zonas del país, en las áreas de botánica, zoología y paleontología con las cuales se han acrecentado las Colecciones Nacionales de Historia Natural de El Salvador, y descubierto Nuevas Especies para la Ciencia y ampliándose la información y conocimientos sobre la riqueza natural del país.
El Museo de Historia Natural de El Salvador tiene como fin: generar  conocimientos sobre la diversidad biológica y paleontológica del país, fortalecer la capacidad del manejo y administración de las colecciones nacionales de Historia Natural para asegurar su permanencia a largo plazo, así como, ser promotora y difusora de su valorización y protección, creando, así,  nuevas pautas culturales de convivencia con el medio natural que nos rodea.
Actualmente, el Museo de Historia Natural de El Salvador, se encuentra bajo la administración de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural, de la Secretaría de Cultura de la Presidencia, y esta conformado por 3 unidades que realizan trabajos de acuerdo a la naturaleza del servicio que brindan, siendo estas:
UNIDAD DE COLECCIONES NACIONALES DE HISTORIA NATURAL
Los ejemplares y muestras contenidas en las Colecciones Nacionales de Historia Natural, se convierten en el registro del PATRIMONIO NATURAL que ha poseído y posee nuestro país. Así,   la conservación y la preservación de los ejemplares y muestras contenidas en las colecciones, es de suma importancia, ya que poseen información indispensable para la toma de decisiones en conservación y manejo de la biodiversidad, para parámetros de partida ante cambio climático, nuevas investigaciones y más. Los datos asociados a cada uno de los ejemplares y muestras son el soporte necesario para valorizarlos y obtener información de su distribución, abundancia, estatus local y utilización, de  los ecosistemas en que se encuentran y al mismo tiempo conocer lo que el país posee.
La Unidad de Colecciones de Historia Natural está formada por 3 Secciones: Paleontología, Zoología y Botánica ó Herbario Nacional MHES.
Acérquese a este sitio excepcional que resguarda incontables enseñanzas de El Salvador prehistórico.
  1. 1. Sección de Paleontología: formada por las colecciones de Paleontología y la de Rocas y Minerales.
Colección de Paleontología ha la fecha contiene  2,438 piezas distribuidas en 2,167 fósiles de mamíferos, 121 de invertebrados y 150 de especies botánicas. La colección de paleontología nace en el año 1978,  registrándose como primera pieza fósil 70-01 de un mastodonte Cuvieronius sp. procedente de la Barranca de Sisimico, Apastepeque, San Vicente.
Para 2013, se reportan 42 sitios paleontológicos distribuidos en la geografía salvadoreña, como: Metapán cuyos fósiles marinos indican que hace más de 90 millones  de años esa zona estaba cubierta por mar; la presencia de bosques petrificados descubiertos en el norte de Santa Ana, Chalatenango y Cabañas, San Miguel y Morazán nos dicen que hubo diversidad de vegetación y nos pueden ayudar a comprender como fue el ambiente y el clima en el pasado; La Barranca del Sisimico, en San Vicente, El Hormiguero y La Leonor en San Miguel, Corinto y Cacaopera, Morazán, así como Río Tomayate y Nueva Apopa, nos confirman una abundante fauna en la cual mastodontes, perezosos, armadillos, tigres dientes de sable, osos, toxodontes, entre otros, utilizaron el suelo salvadoreño para vivir y trasladarse por el recién formado Puente Centroamericano.
Entre las piezas fósiles destacan aquellas pertenecientes a concha o bivalvo Gryphaea arcuata, perezosos medianosMeizonyx salvadorensis, Megalonyx obtusiden, caballos antiguos: Equus conversidens, Equus (Amerhippus) santaeelenae y Calipuus hondurensis, toxodonte: Mixotoxodon larensis, mastodontes: Cuvieronius hyodon, Gomphotherim hondurensis, mamut: Mammuthus columbii, perezoso gigante Eremotherium laurilardi, camellos antiguosHemiauchenia macrocephala, Palaeolama sp., hienas lobo: Borophagus hilli, Borophagus secundus (Osteoborus cynoides), tigre dientes de sable Smilodon sp. armadillos gigantes Glyptotherium arizonae y Holmesina septentrionalis, venados: Odocoileus virginianus y Mazama sp., oso de cara corta cf. Arctotherium sp., cocodrilo: Crocodylus sp.,ganso: Anser sp., así como tortugas: Testudinae indet.
Colección de Rocas y Minerales: esta colección se inició en 1978, junto con la colección de fósiles, a instancias del Dr. Stephen Perrigo, paleontólogo. Contiene 174 minerales y 346 rocas colectadas en diferentes partes del país, asimismo han sido introducidas muestras provenientes de Brasil, Guatemala y Costa Rica.
  1. 2. Sección de Botánica ó Herbario Nacional de El Salvador: formada por las colecciones de plantas vasculares inferiores y vasculares superiores.
El Herbario Nacional de El Salvador  MHES cuenta con colecciones de: Briofitas (musgos y hepáticas), Algas, Pteridofitos (helechos), Gimnospermas y Angiospermas, distribuidas en 270 familias botánicas: 147 de dicotiledóneas, 28 de monocotiledóneas, 29 de helechos, 7 de gimnospermas, 19 de algas, 29 de musgos y 12 de hepáticas, asimismo la Carpoteca,  contiene 375 muestras ubicadas en  57 familias.
La primera muestra depositada en  el Herbario Nacional  es 10-0001 (nuevo: 13-48) Podocarpus guatemalensisStandl.colectada por María Luisa Reyna, el 29 de  julio de 1976, en el Parque Nacional Montecristo e identificada por José Linares, en 2005.  El Herbario Nacional MHES ha pasado de 3,500 muestras en el 2004 a cerca de 12,000 en el 2013 y se han recolectado e identificado  nuevos reportes de plantas para el país, como: Krameria ixine, Passifora citrina, Helicteris baruensis y se ha descrito 1 nueva especie para la ciencia Meliosma echeverriae Menjívar, Cerén & Morales, 2009, asimismo se  ha realizado la publicación de materiales educativos: guías florísticas y etnobotánicas, así como  artículos científicos en prestigiosas revistas colegiadas.
  1. Sección de Zoología: formada por las colecciones de Ictiología, Herpetología, Ornitología, Mastozoología, Malacología y Entomología.
  2. Colección de Malacología: se haya formada con muestras de  Gasterópodos Bivalvos:  172 especies de conchas marinas, 1 especie de concha de agua dulce, 232 especies de caracoles marinos, 5 especies de caracoles dulceacuícolas y  13 especies  terrestres. En el 2001 se recibe  el Paratipo de la nueva especie para la cienciaLepidochitona salvadorensis y se reportan en 2009, 10 especies de caracoles terrestres para el país, las cuales no habían sido reportadas con anterioridad, siendo estas:  Euglandina audebardi, E. sowerbyana, E. cuneus, E. longula, Orthalicus ferrussaci, O. melanochilus, Drimaeus moritonotus. Pachychilus lacustresLamellaxis martensis Vitrinella sp.
    Colección de Entomología: la colección de Insectos, cuenta con cerca de 12,000 especímenes, todos adultos, distribuidas  en 16 Ordenes, 158 Familias, 450 Géneros y 603 Especies;  el primer ejemplar ingresado a esta colecciónNephrotoma sp. nv consularis, con No de registro 80-1.  Cabe destacar la descripción de las nuevas especies para la ciencia Cyclocephala melolonthina, y Hemiphileurus euniciaeY el reporte de  Eutheola humilis, Orizabus (prob.)clinalis, Cyclocephala ovolum, C. gravis, Homophileurus tricuspis y Goniophileurus femoratus, Chrysina karschi yHeterosternus rodriguezi.
    Colección de Ictiología: esta colección se inició entre 1977 y 78, la mayoría de sus ejemplares corresponden a especies marinas, siendo un 10% las de agua dulce; se haya preservada en alcohol y  clasificada por Ordenes y Familias.  Esta colección fue una de las más afectadas con el terremoto del 1986, ya que los recipientes de vidrio que almacenan los ejemplares, se rompieron, destrozando los especímenes, por lo cual muchos  se perdieron.
    Colección de Herpetología: la colección de anfibios y reptiles contiene 1,659 especímenes, distribuidos   en  60 especies de reptiles y 12 de anfibios, es Gymnopis mexicana, el primer ejemplar ingresado con  No de registro 30-1, colectada en el Parque Saburo Hirao, el 18 de mayo de 1976, por Juan Antonio Tejada;  acá destaca el paratipo de la nueva especie para la ciencia Norops serranoi ejemplar colectado en la zona del Parque Nacional El Imposible.
    Colección de Ornitología: Cuenta con 1,044 pieles;  y tiene una representatividad del 52% del total de especies de avifauna reportadas para el país (515 especies); Esta colección fue iniciada por Victor Hellebuyck, siendo la primera muestra registrada 60-1, correspondiente a Pheucticus ludovicianus, colectada en Ontario, Canada, por Salvador Gómez, el 9 de agosto de 1977.  En los últimos años SALVANatura ha realizado donaciones de pieles montadas e identificadas taxonomicamente (como cumplimiento ante MARN por permisos de colecta).
  3. Colección de Mastozoología: La colección esta clasificada en 9 ordenes, 24 familias, 60 géneros y 100 especies, distribuidas en un total de 728 especímenes o pieles de estudio, asimismo se cuenta con 335 cráneos. El total de especies ingresadas a la Colección representan el 66% del total de mamíferos terrestres reportados para el país, el primer espécimen registrado corresponde a un ratón Lyomis salvini, con No de registro 50-1, colectado por Victor Hellebuyck, el 15 de junio de 1975, en la montaña de Cueva de Cal, Parque Nacional El Imposible, Ahuachapán.  Son los Chirópteros (murciélagos), los mejor representados en la colección, junto con los Rodentía (roedores), los cuales han sido incrementados a través de las donaciones de especímenes realizadas por el Dr. James Gordon Owen, quien ha desarrollado investigaciones en todo el país.
    UNIDAD DE TALLERES ESPECIALIZADOS: cuya labor se centra en la restauración, conservación y preparación de  piezas y especímenes que forman parte de las colecciones nacionales y objetos para exhibiciones permanentes, temporales e itinerantes.
    1. 1. Taller de Conservación y Restauración: tiene como fin apoyar las investigaciones paleontológicas desarrolladas en el país, pues es de vital importancia la adecuada conservación de las piezas fósiles obtenidas durante excavaciones que el personal del MUHNES realiza o de aquellas donadas.  Se cuenta con 2 conservadores que brindan con paciencia y destreza la limpieza, consolidación y conservación a las piezas previo a ingresarlas y registrarlas en la Colección nacional de Paleontología.
    1. Taller de Taxidermia: el adecuado procesamiento de las pieles de animales que ingresan a las colecciones de zoología o a museografía (exhibiciones), requiere de  personal con conocimientos y habilidades para realizar la preparación de pieles de animales. Esta labor fue iniciada por Victor Hellebuyck,  primer director del MUHNES quien compartió sus conocimientos y formó a Salvador Gómez como taxidermista, quien a su vez paso estos conocimientos al actual taxidermista Rene Arnulfo Gregorio Pérez.
    UNIDAD DE SERVICIOS EDUCATIVOS Y MUSEOGRAFÍA
    La transmisión de información, datos y conocimientos sobre la historia natural del país es una tarea importante para el MUHNES, por lo que se cuenta con Guías que dan atención a los más de 70 mil visitantes anuales que ingresan a las 3  Salas Permanentes de Exhibición.
    Contamos con Exhibiciones Itinerantes o Viajeras en las cuales se dan a conocer los resultados de las investigaciones desarrolladas por el personal de biólogos y paleontólogos. Se realiza la publicación de materiales educativos y de corte científico, y desarrollamos a lo largo del año actividades lúdicas destinadas a niñas, niños y jóvenes que hacen uso de nuestras instalaciones y a la vez de preparan en conjunto con investigadores de diversas instituciones nacionales y extranjeras, ciclos de charlas con el fin de aumentar y diversificar el público usuario de los servicios que el MUHNES brinda.

Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán

El Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán (MUNA) está localizado en Avenida La revolución, Colonia San Benito, San SalvadorEl Salvador. De acuerdo a sus principios, la institución propicia el acercamiento y reflexión de los salvadoreños sobre su identidad cultural en los campos de la arqueología y antropología. Los medios para llevar a cabo tal fin incluyen exposiciones, investigaciones, publicaciones y programas didácticos.

HISTORIA
El museo nacional surgió a raíz de un decreto ejecutivo el 9 de octubre de 1883 durante la período presidencial del doctor Rafael Zaldívar. Su primer director fue el doctor David J. Guzmán, autor de la Oración a la Bandera Salvadoreña, y las exposiciones incluían objetos relativos a la historia, biología y geología. En sus primeros años estuvo alojado en diversos lugares, siendo el primero la Universidad de El Salvador, y posteriormente en la Villa España (1902) con muestras científicas, agrícolas e industriales. Después de ubicarse en la Finca Modelo (1904–1911), llegó a clausurarse por «no haber producido en bien de la nación ninguno de los resultados que se propuso alcanzar». Reapareció en 1913 en el mismo lugar junto al Instituto de Historia Natural y Jardín Botánico.
Posteriormente se ubicó en la zona de la ex Casa Presidencial de El Salvador (1927) en el barrio San Jacinto. Desde el 13 de agosto de 1945 ostenta su actual nombre en honor al doctor Guzmán. En 1962 fue trasladado a la Avenida La Revolución. Desde 1974 adquirió un carácter antropológico e histórico. Estas instalaciones sufrieron daños severos con el terremoto de 1986, por lo que fue demolido en 1993. En 1996 se realizó el concurso de ideas para la construcción de un nuevo edificio, resultando ganador el diseño del Arquitecto Roberto Dada. El actual edificio fue inaugurado en 1999 y abierto al público en 2001.

SALA Y OTRAS ACTIVIDADES
El museo nacional contiene 5 salas permanentes, las que se han divido en: Introductoria, Migraciones y arraigo, Agricultura, Producción Artesanal Industria e intercambio y Religión. Además de una sala una temporal y una Filatélica. En ella se pueden encontrar las etapas de la historia salvadoreña: Época Prehispánica, Época Colonial y Época Contemporánea. La sala de religión además cuenta con un homenaje a las pérdidas humanas durante el conflicto armado de El Salvador. El MUNA además cuenta con una Biblioteca especializada y una de las hemerotecas más completas del país. Aparte de estas actividades, la institución promociona muestras de cine, exhibiciones culturales o conciertos, y talleres lúdicos.
PIEZAS RELEVANTES
Entre la enorme diversidad de objetos, destacan en la exhibición del museo nacional:
  • Sello antropomorfo de cerámica monocroma. Procedente de la localidad de Cara Sucia, y perteneciente al Período Preclásico.
  • Pedernal excéntrico. Descubierto en el Parque de San Andrés, y perteneciente al Período Clásico. Está elaborado en pedernal. Valioso por la singular composición de su diseño.
  • Estela del Tazumal. Del Período Posclásico Temprano. Fue descubierta por Santiago I. Barberena en el parque del mismo nombre. Mide 1.04 m de ancho y 2.63 m de alto. Es conocida también como «Virgen del Tazumal».
  • Xipe Tótec. Del Período Posclásico. Una de las piezas de mayor valor. Fue reportado su hallazgo por el arqueólogo Stanley Boggs en el parque arqueológico El Tazumal. Representa a una de las deidades más importantes del período, asociada a temáticas beligerantes y de fertilidad. Es tallada en cerámica.

Museo Arqueológico San Andres

El sitio arqueológico San Andrés tomó su nombre de la antigua hacienda en donde se encontraba. Como propietaria de la hacienda San Andrés, la familia Dueñas generosamente avalaba el acceso al sitio a sucesivas generaciones de investigadores, partiendo de 1940 con el primer proyecto en el sitio, liderado por John Dimick. Incluso cuando la zona monumental del sitio empezaba a ser visitada por turistas en los año setenta, los Dueñas permitían el uso del lugar como un parque incipiente manejado por el Departamento de Arqueología de la Administración del Patrimonio Cultural (antecesor de CONCULTURA), con nuevas investigaciones dirigidas por Stanley Boggs, Jorge Mejía y Richard Crane.
Al igual que los demás latifundios de El Salvador, la hacienda San Andrés fue intervenida por el Gobierno bajo la Ley de Reforma Agraria de 1980. El Biólogo Francisco Serrano tuvo la idea verdaderamente brillante de utilizar una cláusula de la Ley de Reforma Agraria para proteger recursos naturales y culturales, ya que ésta daba lugar a que el Gobierno se reservara áreas de interés nacional dentro de las haciendas intervenidas antes de entregar las propiedades a cooperativas. En 1981, Serrano trabajó junto con el Arqueólogo Stanley Boggs para identificar varios sitios arqueológicos dentro de las haciendas, y resultó ser factible “reservar” porciones de tres sitios para futuros parques: San Andrés, Cara Sucia y Quelepa. El subalterno de Boggs, Manuel López, hizo los reconocimientos de campo que fueron necesarios - un trabajo difícil y arriesgado por la situación violenta que se vivía en ese entonces.
La propuesta de reserva para San Andrés originalmente abarcaba alrededor de 120 manzanas (84 hectáreas), incluyendo la zona monumental y algunos montículos esparcidos, además de una buena muestra de la vasta zona residencial del sitio. Esta área representada solo el 4% del área total de la hacienda, por lo cual la reserva no hubiera tenido un impacto papable para la nueva cooperativa de San Andrés. No obstante, la propuesta de Boggs y Serrano fue reducida en mitad por una burócrata de aquella época. La zona finalmente reservada mide 54 manzanas (38 hectáreas). El Departamento de Arqueología cercó el área y utilizó una casa (situada en la zona monumental) para museo de sitio y bodega de mantenimiento, y así nació formalmente el Parque Arqueológico San Andrés.
En 1987, el Patronato Pro-Patrimonio Cultural propuso un proyecto para mejorar el parque, centrado en un nuevo museo ubicado completamente fuera de la zona monumental, con estacionamiento y un sendero interpretativo para acceder a las estructuras prehispánicas. Se proponía que el museo fuera similar en arquitectura a los antiguos cascos (casonas) de hacienda con salas dispuestas alrededor de un patio interno, y construido con paredes gruesas de adobe y techos altos, muy apropiados para el clima caluroso del lugar. Esta primera propuesta no prosperó. En 1995, el Patronato retomó este proyecto y había receptividad de parte de la nueva institución cultural de Gobierno, CONCULTURA. La propuesta original para el museo, basada en arquitectura tradicional que muchos consideran como agradable y apropiada para el clima, además de económica, fue descartada y reemplazada por un diseño modernista con grandes planos horizontales.
En las excavaciones de sondeo realizadas en 1995 en preparación para el nuevo museo, fue localizado por Paul Amaroli un obraje de añil colonial, sepultado por la erupción de El Playón en noviembre de 1658 (puede encontrarse más información sobre esta erupción en la sección sobre Joya de Cerén). Este es el obraje colonial mejor conservado que se conoce en toda la región, y, gracias a las condiciones anaeróbicas presentadas por las capas “selladas” de lodo de origen volcánico, conservaba objetos de madera. En 1996-1997, se realizaron excavaciones en la pirámide principal (Estructura 5, conocida como "La Campana") y su entorno, las cuales fueron dirigidas por Christopher Begley, con la participación de Jeb Card y Roberto Gallardo.
El asentamiento prehispánico de San Andrés
San Andrés está situado en las riberas del río Sucio, hacia el centro del valle de Zapotitán. Hoy en día, esta región es famosa por su fertilidad, un factor también importante para las comunidades agrícolas que se desarrollaron en tiempos prehispánicos. Esta circunstancia se refleja en la alta densidad de sitios arqueológicos en el valle, con un número total estimado en unos 350. Uno de ellos es Joya de Cerén, el cual queda a cinco kilómetros en línea recta al noreste de San Andrés.
San Andrés es uno de los centros prehispánicos más grandes de El Salvador. Habría constituido una capital regional entre los años 600 a 900 d.C. en el periodo Clásico Tardío. Esta antigua comunidad cubría un total de 200 hectáreas o más y consistía en un centro monumental rodeado por una amplia zona residencial común. Se cree que San Andrés llegó a señorear el valle de Zapotitán, y algunas zonas vecinas, como el valle de las Hamacas donde se encuentra San Salvador.
Este mismo lugar vio ocupación humana mucho antes de su apogeo como capital maya. Las investigaciones indican la existencia de un pueblo agrícola desde quizás 900 antes de Cristo hasta alrededor de 420 d.C., cuando la gigantesca erupción de Ilopango causó el abandono de la región.
La zona residencial
Se han realizado pocas excavaciones en la zona residencial de San Andrés, pero se sabe que las casas tenían paredes de bahareque construidas plataformas basales, y podemos suponer que eran similares a las preservadas en el vecino sitio de Joya de Cerén. Hace 50 años, todavía se observaba a simple vista alrededor de 140 montículos bajos en esta zona, que pueden haber representado los vestigios de residencias de mayor tamaño (¿similares a la Estructura 3 de Joya de Cerén?). Análisis reciente de fotografías aéreas indica que el número total de restos de residencias aún visibles en la superficie ascendía a unos 1,200 o más. Casi todas estas plataformas han sufrido graves daños por el efecto de los cultivos y saqueo.
Una pregunta frecuente acerca de San Andrés es, "¿cuántas personas lo habitaban?" Todavía no se dispone de la información necesaria para contestarla, y antes se necesita realizar extensivas investigaciones en la zona residencial. Ha sido una práctica común en Mesoamérica estimar la población de un sitio por el procedimiento de contar el número total de restos residenciales observados en un sitio, y luego multiplicarlos por lo que se supone es el tamaño promedio de una familia (generalmente se usan números alrededor de 4 o 5). Aparte del problema del tamaño promedio real de una familia, en el caso de San Andrés hay motivos para descartar este procedimiento en base a comparaciones con Joya de Cerén. El asentamiento vecino y contemporáneo de Joya de Cerén es la mejor guía para evaluar la zona residencial de San Andrés, y nos demuestra que sería erróneo asumir que cada vestigio aparentemente residencial era, de hecho, una casa. De las 11 estructuras excavadas en Joya de Cerén, solo 3 son viviendas.
El centro monumental
El centro monumental de San Andrés es un complejo de pirámides y construcciones anexas que ocupan un área de aproximadamente 20 hectáreas. Casi todas las excavaciones realizadas en San Andrés hasta el momento se han localizado en este sector del sitio.

Plano del centro monumental de San Andrés (basado en el plano publicado por Stanley Boggs en 1943, en el levantamiento topográfico de 1995 y en una fotografía aérea de 1999).
La mayor parte de la arquitectura en el centro monumental consiste de rellenos de ladrillos de adobe, con repellos hechos de una mezcla de barro y grava. Se ha documentado hasta cuatro etapas constructivas en esta parte de San Andrés.
En 1940, el primer excavador de San Andrés, John Dimick, reconoció que la zona monumental puede dividirse en dos sectores: la Acrópolis (es decir, una plataforma monumental que sostiene otras estructuras) y una Gran Plaza al costado norte de la Acrópolis. Posteriormente, en 1943, el Arqueólogo Stanley Boggs se refería a la Acrópolis como la “Plaza Sur”, y a la Gran Plaza como la “Plaza Norte”, y sus designaciones se han ocupado en algunas referencias. Sin embargo, tenemos que darle la razón a Dimick, ya que una acrópolis no es una plaza.
La Gran Plaza de San Andrés, despejado de monte por FUNDAR.

Vista de la Acrópolis tomada en 1940, antes de iniciar su excavación (foto cortesía de José Panadés).

Una vista similar tomada en enero de 2006.

No obstante lo anterior, las excavaciones han demostrado que la Acrópolis cubre una pequeña plaza abierta, pero en algún momento los dirigentes del sitio decidieron rellenarla con 500,000 o 600,000 de ladrillos de adobe, convirtiéndola en una plataforma elevada y de acceso restringido.
Se ha dejado una trinchera abierta frente a la Estructura 3 para indicar la profundidad hasta la plaza original, y para apreciar como el relleno de adobes conservó la escalinata de esta estructura.

La escalinata expuesta en la trinchera frente a la Estructura 3. En el talud se observan los ladrillos de relleno, cortados por la excavación.
 Cuando se excavó esta trinchera en 1978, se encontró un cráneo humano en una fosa pequeña al pie de la escalinata soterrada. El cráneo es de un adulto de sexo masculino, con deformación frontal e incrustaciones en los dientes. Es de suponer que pertenecía a un enemigo de alto estatus, capturado y eventualmente sacrificado.

La construcción de la Acrópolis creó una zona exclusiva para los gobernantes del sitio y tal vez actuaba como un símbolo visual de su elevada posición social. Las acrópolis son relativamente comunes en los centros políticos mayas y generalmente son identificados como sectores de residencia elite y sus monumentos funerarios.
Sobre los extremos norte y poniente del Acrópolis se encuentra una serie de cuartos llamados aquí “Los aposentos” Los cimientos de dos cuartos han sido restaurados. Se interpretan estos cuartos como el área de residencia de la elite gobernante en San Andrés, posiblemente sirviendo como dormitorios y salas de audiencia. Serían los últimos palacios del sitio.

Una parte restaurada de "los aposentos".
Los costados sur y este de la Acrópolis están delimitados por pirámides de diferentes tamaños. Es probable que por lo menos algunas de ellas encierren las tumbas de gobernantes, pero hasta el momento no se ha excavado hasta su interior. La pirámide principal de la Acrópolis es la Estructura 1, donde hay tres etapas constructivas expuestas.

Arriba: La Estructura 1 durante las excavaciones de 1940 (foto cortesía de José Panadés).
Abajo: Una vista similar de la Estructura 1 tomada en 2008.
Se puede apreciar dos cimientos de piedra sobre la superficie de la Acrópolis. Boggs los interpretaba como vestigios de una casa pequeña con su cocina (el cimiento menor) que haya existido existió entre los años 900 a 1200 d.C. (el período Posclásico Temprano), cuando San Andrés ya había sido efectivamente abandonado.

Las dos plataformas pequeñas en el centro de la Acrópolis. Al fondo, desde la izquierda, la Estructura 4 (sin excavar), la Estructura 3 (con el rancho en frente, parcialmente excavada y con una trinchera techada en frente) y la Estructura 2 (parcialmente restaurada). El volcán de San Salvador forma el horizonte (vista hacia el este).
La Gran Plaza al norte del Acrópolis está prácticamente sin explorar todavía. Se puede especular que fue la ubicación del mercado de la comunidad, y de espectáculos públicos. En 1996 se efectuaron investigaciones preliminares en la Estructura 5, conocida como “la Campana” por la silueta acampanada que presenta su plataforma basal coronada por una pirámide.
Hacia el sur de la Acrópolis queda la Estructura 7, una de las únicas en San Andrés con revestimiento de bloques de piedra. Las excavaciones bajo Dimick en 1940-1941 notaron dos etapas constructivas.

La Estructura 7 en 1940. Esta plataforma escalonada tiene dos etapas constructivas, ambas revestidas con bloques tallados de toba, localmente llamado como "talpetate" (foto por Stanley Boggs).

La Estructura 7 de San Andrés, con su revestimiento de bloques de toba (vista hacia el sureste).
En 1978, Jorge Mejía descubrió en el interior de la Estructura 7 una ofrenda exótica, que contenía una vasija del Petén o Belice, un pedernal excéntrico (quizás de Belice), una espina de manta raya (empleada para autosacrificio) conchas y otros objetos. espinade manta raya  

                                         
Pedernal excéntrico de la ofrenda en la Estructura 7. Izquierda: fotografía tomada en 1978 por Karen Bruhns el día del descubrimiento de la ofrenda por el investigador Jorge Mejía. Derecha: el pedernal en exhibición en el Museo Nacional.

Cuenco importado de la ofrenda en la Estructura 7. Puede clasificarse como una de las variedades de la cerámica Petén Pulido, procedente de la zona de El Petén en el norte de Guatemala, o Belice.

Arriba: Cuenco del tipo Policromo Copador encontrado en la ofrenda de la Estructura 7. Copador es uno de los tipos de cerámica característicos del período entre aproximadamente 600 y 850 d.C. en el área comprendida por el centro y occidente de El Salvador, y el occidente de Honduras.

Espina de manta raya, utilizada para autosacrificio, de la ofrenda en la Estructura 7.

Varias conchas espóndilos (Spondylus princeps) fueron encontradas en la ofrenda de la Estructura 7, y otras estaban presentes en otros contextos de San Andrés. El ejemplar ilustrada es de una ofrenda encontrada sobre la Acrópolis en 1978. Evidencia de Copán y otros sitios, así como estudios iconográficos, demuestran que los antiguos mayas empleaban las conchas de espóndilo para captar las gotas de sangre obtenidas por autosacrificio con instrumentos como espinas de manta raya.

Sahumador de la ofrenda en la Estructura 7. Es del grupo cerámico local Guarumal, que usualmente es representado por cántaros.

Figurilla local hecha en molde, procedente de la ofrenda en la Estructura 7. Conserva restos de pintura poscocción en la orejera a la derecha, de color "azul maya" (hecho con añil).
Joya de Cerén fue sepultado por una repentina erupción volcánica por el año de 650 d.C., tiempos en los que San Andrés probablemente ya había alcanzado su categoría como capital regional. San Andrés, Tazumal y los demás centros del período Clásico Tardío en El Salvador, son abandonados por 850-900 d.C., como una versión local del llamado “colapso maya”. Las causas de este fenómeno aún son tema de vigorosos debates. Hubo alguna actividad humana en San Andrés después de su colapso, pero efectivamente dejó de existir como comunidad.
Después del colapso, el Valle de Zapotitán, al igual que los demás del centro y occidente salvadoreño, recibió numerosos inmigrantes del centro de México, cuyos descendientes se conocían como los pipiles. A la llegada de los españoles, el valle alojaba a varios pueblos pipiles, tales como Tecpan Yopico (hoy San Juan Opico), Coyo (hoy representado por Tepecoyo y Sacacoyo), Guaymoco (hoy Armenia), Quezaltepeque y Nejapa (originalmente al poniente de Quezaltepeque).
Otra comunidad del valle era conocida como “Atequepa” en el siglo XVI, probablemente ubicada en la hacienda de Zapotitán. Con el tiempo su nombre se deformó hasta llegar a ser “Tecpa” antes de su extinción en el siglo XVII. En el siglo XX, se hizo la identificación equivocada de “Tecpa” (o “Tecpán”, como una deformación adicional) con el sitio arqueológico de San Andrés, sin saber en ese entonces que San Andrés fue abandonado siglos antes de la Conquista. Todavía hay quienes creen en esta identificación, por lo cual llaman el sitio como “Tecpán San Andrés”.
La Conquista de esta región se inició en 1524, con la entrada liderada por Pedro de Alvarado, actuando como capitán de Hernán Cortés. Dentro de un siglo, la población nativa del valle de Zapotitán se redujo a, tal vez, solo el 5% de su nivel prehispánico, tal como fue el caso general en Mesoamérica debido sobre todo a las pandemias introducidas por los europeos. La mayoría de las comunidades del valle persistían, aunque con muy pocas casas habitadas, y retenían tierras comunales (en realidad, de calpulli), aunque se vendían extensiones entonces baldías a españoles para utilizarlas como haciendas.
Para ese entonces, a principios del siglo XVII, el sitio arqueológico San Andrés llevaba unos 700 años de abandono como una capital maya, pero vio nuevo uso como parte de una hacienda colonial (probablemente se encontraba dentro de la gran hacienda llamada Estamecayo). Las excavaciones de sondeo efectuadas en 1995 recuperaron evidencia de crianza de ganado y procesamiento de añil. La superficie del siglo XVII fue sepultada repentinamente por la erupción de El Playón en 1658, lo cual resultó en la conservación de numerosas huellas de pisadas bovinas, y de una trinchera que tal vez servía en lugar de un cerco (una alternativa para el confinamiento de ganado que persistía en esta región hasta la introducción de alambre de púas). Muchas haciendas en la zona combinaban la crianza de ganado y el procesamiento de añil (índigo), y así fue el caso en San Andrés. Las excavaciones descubrieron una instalación procesadora de índigo en excelente estado de conservación (gracias a la misma erupción). Estas instalaciones eran conocidas como "obrajes de añil", con múltiples pilas construidas de calicanto. Una etapa del proceso es el batido, logrado en éste y otros obrajes formales mediante ruedas hidráulicas. Sin duda, a poca distancia se hallaban cultivos extensivos de jiquilite (la planta de donde se obtiene el añil).
Descubrimiento e investigación
Por el año de 1910, un grupo de topógrafos mencionó la existencia de montículos cuando realizaban mediciones en la hacienda San Andrés. Este sitio resultó ser el más grande del valle de Zapotitán, y fue bautizado con el nombre de las hacienda, a veces llamándose “Campana San Andrés” debido a la forma de su pirámide principal, “La Campana” (Estructura 5).
A la fecha, se han realizado tres proyectos de excavación importantes en San Andrés. El primero fue dirigido por John Dimick entre 1940 y 1941, cuando se realizaron excavaciones en las Estructuras 1, 2 y 3 de la Acrópolis, la Estructura 7 (denominada como la Estructura 8 en 1940, y Estructura 7 desde 1978), y en la esquina suroeste de la Estructura 5. Stanley Boggs trabajó como asistente en este proyecto.

El Arqueólogo John Dimick en una excavación en San Andrés, 1940 (foto cortesía de José Panadés).
Entre 1977 a 1978 se llevó a cabo la segunda temporada de investigación notable, bajo la supervisión general de Boggs, del Departamento de Arqueología de la Administración del Patrimonio Cultural, con participación de Jorge Mejía y Richard Crane. Se excavó la cima de la Acrópolis hasta el nivel que corresponde a la última fase constructiva del sitio, encontrando los cimientos de “los aposentos” en sus extremos norte y poniente, y vestigios de lo que se interpreta como una casa construida después del abandono de San Andrés. La excavación de la Estructura 7 resultó en el hallazgo de la ofrenda con el pedernal excéntrico. Entre otras excavaciones realizadas en ese proyecto fue la trinchera que aún permanece abierta frente a la Estructura 3 para estudiar la secuencia constructiva de la Acrópolis.
Las restauraciones efectuadas en San Andrés entre 1941 y los 1980s utilizaron cemento para cubrir los repellos originales, y para restaurar superficies perdidas. En algunas paredes, se han agregado uno o dos hileras de ladrillos de adobe nuevos (consolidados con el polímero E-330) para proteger los adobes originales subyacentes.
El tercer proyecto de investigación fue auspiciado por el Patronato Pro-Patrimonio Cultural en 1995-1996, incluyendo la participación de los Arqueólogos Paul Amaroli, Christopher Begley, Jeb Card y Roberto Gallardo. En 1995 Amaroli dirigió el sondeo arqueológico para evaluar la ubicación propuesta del nuevo museo, en el cual se descubrió el obraje de añil sepultado en 1658. En 1996, Begley dirigió excavaciones en la Estructura 5, y Card en una plataforma ubicada al poniente de esa estructura.

El obraje de añil colonial de San Andrés, soterrado por la erupción de El Playón en 1658.

La Campana (Estructura 5) en mayo, 2005, antes de su desmonte.

La Campana en 2009. Partiendo del retiro del monte que iba dañando la estructura, FUNDAR rellenó senderos informales que surcaban la pirámide, instaló un techo para evitar más derrumbes en la cala excavada en los 1990, sembró grama en la parte superior y cubresuelo en la base.